Vamos a aclarar las cosas. Esto se
acabó. Dejaste de actuar y así es como hemos terminado. ¿Fue por
algo que hice?, ¿fue por algo que dijiste?. Vamos, no me dejes con tanta
incertidumbre en un lugar tan vacío. Eras todas las cosas que yo
creía conocer y pensaba que podríamos ser lo que debíamos ser, lo
que se suponía que éramos... pero lo perdimos. Todos nuestros
recuerdos, incluso los más cercanos, están desapareciendo. Ya sé lo que
dicen tus amigos, pero ellos no me conocen, ni siquiera creo que te
conozcan a ti. Aún y así es bonito saber que estuviste ahí;
gracias por actuar como si te importase y por hacerme sentir que era
la única. Lo teníamos todo y ahora solo estás ahí parado viéndome
caer. Me duele darme cuenta de lo que realmente eres porque ya ni
siquiera sé si alguna vez me quisiste como yo lo hacía, o si tal vez había algo de verdad entre tanta mentira. En el fondo
alguna parte de mi seguirá extrañándote porque los sentimientos
que yo puse en nosotros sí eran de verdad y no pueden esfumarse tan
fácil. Obvio que tú solo tienes que deshacerte de tu estúpido
papel. ¿Sabes qué es lo peor de todo? Es, básicamente, que me
cuesta hacerme a la idea de no tenerte cada mañana, es destruir
todos los planes que teníamos para volver a reconstruir otros planes
con otra persona. Maldita sea, tuviste tu jodida oportunidad y no
supiste aprovecharla. ¿Quién más luchará por ti? ¿A caso que
crees que a cualquier putita de barrio de braga veloz le importa algo
la mierda que haces? Nadie más podrá quererte como yo, nadie
intentará salvarte de esa basura de mundo en la que vives. ¿Quieres
saber ahora qué es lo peor para ti, cariño? Que una mujer
traicionada y dolida es peor que toda tu mierda junta y que,
sintiéndolo mucho, esta será otra historia más en la que el tren
solo pasa una vez. No es que no quiera arreglarlo, es que todo este
tiempo has estado fingiendo y eso, amor mío, fue demasiado para mi
“final feliz”.
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